martes, 19 de julio de 2011

Gerencia y Complejidad

La Filosofía Compleja

     La cosmovisión newtoniana de las ciencias y “su filosofía correspondiente ha sido llamada de varias maneras: reduccionismo, mecanicismo o modernismo”. La misma se ha caracterizado por su tendencia a simplificar todos los elementos que integran el objeto de estudio hasta su mínima expresión, siendo hasta cierto punto “perfectamente consistente”, tal como lo señala Talavera (2010). Sin embargo, ya en la primera mitad del siglo XX se venía gestando la transformación en la forma como se venía abordando el conocimiento científico, tal y como lo expresa  este autor (Ibid):
“Los primeros retos al reduccionismo y a su negación del cambio creativo aparecieron al principio del siglo veinte en el trabajo de filósofos del proceso, tales como Bergson, Teilhard, Whitehead, y en particular Smuts (1926), quien acuñó la palabra holismo la cual él definió como la tendencia de un todo a ser mayor que la suma de sus partes.”
     En años posteriores, la conformación de la teoría de sistemas, teoría de la información y cibernética, requirieron de modelos de análisis que ya no se correspondían al enfoque reduccionista de la ciencia moderna. Estos elementos serían las fuentes de reflexión, que permitieron a Edgar Morín la conformación del pensamiento complejo (Aranciba, 2010).
     Para el año 1962, cuando Thomas Kunt publicó su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, quizás no tuvo idea de la profunda implicación que tendría el abordar los paradigmas “como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”. La entonces nueva acepción del concepto paradigma, impulsó profundos cambios para la filosofía de la ciencia por cuanto analizó de manera convincente la naturaleza del conocimiento científico, quitándole ese halo de invariabilidad, haciendo visible su carácter mutable y evolutivo conforme progresa en su proceso de desarrollo. En este orden de ideas, Kunt (ob. cit.) señaló:
“...los paradigmas se diferencian en algo más que la sustancia, ya que están dirigidos no sólo hacia la naturaleza, sino también hacia la ciencia que los produjo. Son la fuente de los métodos, problemas y normas de resolución aceptados por cualquier comunidad científica madura, en cualquier momento dado. Como resultado de ello, la recepción de un nuevo paradigma frecuentemente hace necesaria una redefinición de la ciencia correspondiente. Algunos problemas antiguos pueden relegarse a otra ciencia o ser declarados absolutamente "no científicos". Otros que anteriormente eran triviales o no existían siquiera, pueden convertirse, con un nuevo paradigma, en los arquetipos mismos de la realización científica de importancia.”
     En consecuencia, en años subsiguientes se produjo profundos cambios en las ciencias. Bajo este proceso las leyes, teorías y modelos que daban forma al conocimiento científico aceptado por la comunidad científica a nivel internacional, empezaron a ser refutadas o modificadas de manera radical. Las cada vez más continuas contradicciones e insuficiencias que se fueron detectando en las ciencias, especialmente en las sociales fueron conformando las bases para el pensamiento complejo. Claro ejemplo de ello lo constituyó el “cambio con la formulación de la teoría de sistemas por Ludwig von Bertalanffy (1973)”, según lo señala Talavera (2010):
“El biólogo Bertalanffy era versado en los modelos matemáticos usados para describir sistemas físicos, mas notó que los sistemas vivos, a diferencia de sus contrapartes mecánicas estudiadas por la ciencia newtoniana, son intrínsecamente abiertos: tienen que interactuar con su ambiente, absorbiendo y liberando materia y energía para permanecer vivos. (...)”
     Ya para el año 1984, con la publicación del libro “Orden en el Caos” de Ilya Prigogine e Isabelle Stengers, es abordada por primera vez la teoría del caos. Según lo señala Cazau (2002) la teoría del caos funciona como un sistema donde se “plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos”, en el cual “los procesos de la realidad dependen de un enorme conjunto de circunstancias inciertas”.
     Ya para finales de la década de los ochenta del siglo pasado y principios de los 90, Edgar Morín madura su filosofía de la complejidad, presentándola como un enfoque paradigmático integrador de las diferentes corrientes del pensamiento filosófico y científico conocido hasta ahora. En este sentido, Azócar (2007) señala:
“Un pensamiento complejo, de existir como lo resalta Morín, no es un pensamiento capaz de abrir todas las puertas, sino de identificar nudos constantes de dificultades que en la medida en que son despejadas y abordadas hacen surgir nuevas y más complejas dificultades. Es una espiral constante e infinita, pero a su vez alcanza ciertos niveles de lucidez que permiten a las personas comprehender y aprehender de los cambios y dinámicas del universo y de las civilización humana.”
     El pensamiento complejo, como corriente paradigmática ha tenido aceptación en la construcción del conocimiento científico, particularmente en las ciencias sociales. La epistemología y metodología que de él se desprende, permite satisface gran parte de los estudios llevados a cabo para develar la naturaleza de los fenómenos sociales, dada la diversidad, complejidad e incertidumbre que caracteriza a los mismos. En este orden de ideas, Chacín (2006) citando a Morín señala en relación a la complejidad:
“se trata de buscar las relaciones e inter-retro-acciones, entre todo fenómeno y su contexto, buscando las vinculaciones recíprocas entre el todo y las partes, la unidad en lo diverso, lo diverso dentro de la unidad y las diversidades individuales y culturales que se dan a través de la unidad humana.”
     Las Ciencias Gerenciales, como rama de las ciencias sociales no escapan a la realidad anteriormente descrita. Bajo el ambiente complejo se ha podido comprender cómo la dinámica propia de las organizaciones ha impulsado a los gerentes a través del tiempo a “desarrollar un pensamiento que propicie una revisión exhaustiva de visiones propias y ajenas obtenidas por medios científicos para concretar una nueva direccionalidad” (Zerpa, 2006).


Contenido Epistemológico de la Gerencia bajo la perspectiva compleja

     La epistemología es la disciplina que estudia cómo se produce y desarrolla el conocimiento científico, partiendo de los métodos, esquemas y modelos del pensamiento que lo integran y le caracterizan. En este sentido, Balza (2010) en su abordaje de la epistemología cita a Leal, quien planteó que “el conocimiento científico no tiene fundamento en sí mismo, sino que depende de una concepción que lo legitima: un paradigma, una episteme, una teoría”. En consecuencia, todos los elementos que dan forma al conocimiento se integran como una matriz epistémica, constituyendo según Miguélez citado por Almarza (2004):
“…la fuente que origina y rige el modo general de conocer (…), y su esencia consiste en el modo propio y peculiar que tiene un grupo humano de asignar significados a las cosas y a los eventos, es decir, su capacidad y forma de simbolizar la realidad. (…) Es un sistema de condiciones de pensar.”
     La epistemología de la complejidad se basa en las nociones de incertidumbre y el caos, dejando a un lado la predictibilidad que ha caracterizado a las ciencias naturales. Este planteamiento inicial surge de los postulados aportados por la Física Cuántica, el Teorema de la Incompletud de Gödel y la noción de Obra Abierta de Umberto Eco. En torno a estos elementos señalados surge lo incierto que puede ser la realidad, rompiendo de esta manera con la linealidad clásica que ha caracterizado a la ciencia moderna, con lo cual adquiere mayor vigencia la Teoría del Caos y la Lógica Difusa. En efecto, Almarza (2004) al abordar la visión contemporánea del Caos señala:
“…una causa insignificante podría generar un efecto inmenso e impredecible. Se desprende que la meta planteada por la ciencia moderna cartesiana-newtoniana de predecir cuantitativamente y de determinar numéricamente los patrones de comportamiento de la realidad natural, resultaba imposible.”
     A lo anteriormente descrito se debe añadir que bajo la epistemología de la complejidad, el investigador puede identificar gran cantidad de variables relacionadas con su objeto de estudio, llegando incluso a reconocer la imposibilidad de manejar la totalidad de las mismas. En este sentido, Balza (2010) señala que la complejidad como epistemología “designa la interacción de un intrincado entramado de eventos dinámicos, fenoménicos y noosféricos que trascienden la perspectiva del conocimiento simple y disciplinar de la ciencia”. Con ello se deja de lado el reduccionismo y simplificación propia de la cosmovisión newtoniana, por considerarla insuficiente y porque al reducir los elementos que integran el objeto de estudio a su mínima expresión en cierta forma se obvia cómo las partes integran el todo y cómo a su vez el todo da forma a las partes. Sobre este particular, Azócar (2007) expresa lo siguiente:
“El pensamiento complejo humano está anclado en una organización, la cual está ligada a un sistema, que es un todo constituido de elementos diferentes ensamblados y articulados. Según Morín: 
...el todo tiene una cualidad de propiedades y cualidades que no tienen las partes cuando están separadas (...) Podemos llamar emergencias a esas cualidades que nacen a nivel del todo, dado que emergen, que llegan a ser cualidades a partir del momento que hay en todo (...) El todo, por lo tanto, es más que la suma de sus partes...”
     Al identificar y relacionar estas cualidades emergentes es que se va construyendo el conocimiento, epistemológicamente es necesario y resulta inevitable integrar las diferentes leyes, teorías y modelos de las cuales se sirve la ciencia. Con ello, el conocimiento científico parte de la integración de las diversas ramas del conocimiento, ninguno es suficiente ni es más o menos importante que otro, no es verdadero ni es falso, sólo se le considera si resulta o no útil a los efectos del objeto de estudio. Es por ello que Morín (2004), en relación al conocimiento afirmó:
“El problema no es que cada uno pierda su competencia. Es que la desarrolle bastante para articularla con otras competencias, las cuales, encadenadas, formarían un bucle completo y dinámico, el bucle del conocimiento del conocimiento. Esta es la problemática de la epistemología compleja y no la llave maestra de la complejidad, de la que lo propio, desgraciadamente, es que no facilita llave maestra alguna.”
     Con base a los elementos anteriormente señalados es que la complejidad se presenta como una opción epistemológica perfectamente aplicable a las ciencias sociales, permitiéndole “develar las múltiples interconexiones sistémicas existentes entre pensamiento, realidad, conocimiento y lenguaje” (Balza, 2010). Particularmente en el campo de la gerencia, al permitir integrar los conocimientos, técnicas y herramientas proporcionadas por la teoría del caos y otras teorías emergentes a las Ciencias y Teorías Básicas de la Dirección, las cuales son presentadas por la Enciclopedia del Management (2007) en la figura El alcance de la ciencia y teoría operacionales:
Figura 1. El Alcance de la Ciencia y Teoría Operacionales


                                                                       Fuente: Enciclopedia del Management (2007).

     Igualmente, lo dinámico y cambiante del ambiente organizacional actual, hace surgir el caos y la incertidumbre como elementos constantes a ser considerados para la praxis gerencial. Sin embargo, a pesar de lo amenazante que pudiera parecer esta situación, los gerentes de hoy día han aprendido a reconocer estas circunstancias como fuente de oportunidades para el desarrollo de nuevas e innovadoras estrategias para el logro de los objetivos y metas organizacionales. Sobre este particular, cabe agregar lo expresado por Almarza (2004):
“La cultura occidental contemporánea ha aprendido a ver al Caos como lugar de oportunidad, de desorden interactivo generador de nuevos tipos de orden, degeneración y regeneración que no se evidencian únicamente en procesos físicos o materiales, sino también en los del conocimiento y la generación de ideas.”
     En consecuencia, el impacto que ha tenido la epistemología compleja en la praxis gerencial ha sido su completa modificación, dejando a un lado la corriente mecanicista clásica que anteriormente determinó su desarrollo. Se incorporan nuevos elementos, los cuales a pesar de haber estado anteriormente presentes no eran identificados o no se les tomaba en consideración. A partir de ellos, surgieron las diferentes tendencias, herramientas y estilos gerenciales, con lo cual la praxis gerencial adquirió un nuevo matiz. Se favorece “otra manera de ver, pensar y transformar la realidad, que privilegia las connotaciones éticas, la responsabilidad social, jurídica, económica, política y por supuesto ideológica, forjada a la luz de valores que se pierden en el marco de paradigmas positivistas” (Revista Gerencia 2000 N° 7, 2006).  Con ello, los gerentes se encuentran en capacidad de desarrollar sus actividades con elevadas probabilidades de éxito, en un ambiente en el cual según expresa  Casa (2006):
“Las sociedades, instituciones, organizaciones y empresas confrontan serias transformaciones, debido a una realidad cambiante que las dirige hacia el caos y que las obliga a conformar un nuevo contexto sociocultural, a modificar patrones organizacionales, reformular o innovar estrategias de acción y de estilos de conducción en el ámbito empresarial; esto es: adaptarse al nuevo paradigma emergente.”


Gerencia y Complejidad, sus métodos
     Para tener una noción de los métodos aplicados en la gerencia bajo la perspectiva compleja, inicialmente es necesario establecer una definición de método. Según Yurén (1980), “el método es, pues, la manera de proceder en cualquier dominio, ordenando la actividad a un fin. Siendo así, cualquier actividad que orientemos hacia un fin propuesto, con un orden lógico, es un método”. A los efectos del presente estudio, se aborda los métodos bajo los enfoques paradigmáticos cuantitativos y cualitativos. Una percepción clara de ambos paradigmas las ofrece Azócar (2007):
“…un discurso cuantitativo, que observa la realidad a través de lo palpable y rígido, con preponderancia de calificativos como óptimo, objetivo, verificable, observable, etc.; y creación de una unidad cultural e ideológica en razón de ideas de racionalidad y objetividad de principios.
La investigación cualitativa trata de identificar la naturaleza profunda de las realidades, su sistema de relaciones, su estructura dinámica.”
     Bajo la perspectiva compleja, el enfoque paradigmático a seleccionar dependerá en gran medida del objeto de estudio y de los objetivos que persigue el investigador. Sin embargo, no existe un paradigma completamente válido, tal y como lo señala Morín (2004) al referirse al problema del conocimiento científico:
“Podemos decir que el problema del conocimiento científico podía plantearse a dos niveles. Estaba el nivel que podríamos llamar empírico, y el conocimiento científico, gracias a las verificaciones mediante observaciones y experimentaciones múltiples, extrae datos objetivos y, sobre estos datos objetivos, induce teorías que, se pensaba, "reflejaban" lo real. En un segundo nivel, esas teorías se fundaban sobre la coherencia lógica y así fundaban su verdad los sistemas de ideas. Teníamos, pues, dos tronos, el trono de la realidad empírica y el trono de la verdad lógica, de este modo se controlaban el conocimiento. Los principios de la epistemología compleja son más complejos: no hay un trono; no hay dos tronos; en modo alguno hay trono. Existen instancias que permiten controlar los conocimientos; cada una es necesaria; cada una es insuficiente.”
     El cambio paradigmático que produjo la epistemología compleja modificó por completo la forma como se aplicaban los métodos tanto cuantitativos como cualitativos en la producción del conocimiento científico. Partiendo de la visión sistémica e integradora del conocimiento complejo, Rozo citado por Azócar (2007) señaló:
“…La teoría clásica observa que las partes por sí misma tienen sus propiedades y que la suma de las partes configura el todo, aspecto que no contemplaba la acción del todo sobre las partes y de las partes sobre el todo. Por eso su método de observación consiste en el análisis, es decir, en la disyunción-separación del todo en sus partes constituyentes o en anular las partes con la única observación del todo (holismo). En la teoría no clásica este pensamiento se invierte...”
     Bajo el pensamiento complejo se concibe la investigación como una problemática integral, indivisible y transdisciplinaria. Así, “la complejidad es una persovisión del individuo acerca del mundo de la vida en su conjunto; es un pensamiento holístico…”, que se nutre del “pensamiento, lenguaje e interpretación hermenéutica de la realidad” (Balza, 2010). En consecuencia, la hermenéutica y la holística son los métodos de construcción teórica de la epistemología compleja.
     En referencia a la hermenéutica, Balza (2010) expresa:
“La hermenéutica nos resplandece para pensar desde el diálogo de las mentes, en tanto el conocimiento se construye en el tránsito de un horizonte contextual a otro, al poner a volar los imaginarios propios del intelecto para asociar, relacionar y religar ideas y significantes en la necesaria comprensión de la realidad. De este modo, hacemos hermenéutica cuando construimos interpretaciones que integran y enriquecen lo que se conoce acerca del mundo de la vida, que transcienden en el tiempo dadas las circunstancias del contexto, y por supuesto, desbordan el propio lenguaje que narra lo conocido.”
     En cuanto a la investigación holística, Hurtado citado por Azócar (2007) aporta lo siguiente:
“…surge como una necesidad de proporcionar criterios de apertura y una metodología más completa y efectiva a las personas que realizan investigación en las diversas áreas del conocimiento. Es una propuesta que presenta la investigación como un proceso global, evolutivo, integrador, concatenado y organizado. La investigación holística trabaja los procesos que tienen que ver con la invención, la formulación de propuestas novedosas, con la descripción y la clasificación, considera la creación de teorías y modelos, la indagación acerca del futuro, la aplicación de prácticas de soluciones, y la evaluación de proyectos, programas y acciones sociales, entre otras cosas.”
     La ruptura paradigmática que se produjo en las ciencias sociales y muy particularmente en el campo de la gerencia como resultado de la incorporación del pensamiento complejo, transformó por completo la praxis gerencial. Esta situación trascendió a todos los ámbitos, incluyendo por supuesto los métodos empleados para la producción de las leyes, teorías y modelos que la definen, así como también la forma como los gerentes evalúan las diferentes variables a considerar para la toma de decisiones y la correspondiente implementación de las soluciones a los problemas que se le plantean en su quehacer diario, mediante la incorporación de los diferentes estilos, herramientas y técnicas gerenciales de las cuales puede disponer. Es por ello que en un ambiente marcado por la complejidad, se plantean nuevos retos que requieren de soluciones cada vez más innovadoras, ante lo cual Morín (2004) expresa lo siguiente:
“Esa división, esa hiperdivisión del trabajo científico aparece de un lado, evidentemente, como una especie de necesidad de desarrollo intrínseco, porque desde que una organización compleja se desarrolla, el trabajo se especializa mientras que las tareas se multiplican para llegar a una riqueza más compleja. Pero ese proceso, no solamente es paralelo, sino que está ligado al proceso de la división del trabajo social, al proceso de la heterogeneización de tareas, al proceso de la no-comunicación, de la parcelación, de la fragmentación de las actividades humanas en nuestra sociedad industrial; resulta evidente que hay en ello una relación muy profunda entre el modo como organizamos el conocimiento y el modo como la sociedad se organiza.”









REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Almarza, F. (2004). La incertidumbre y el caos en el ámbito epistémico contemporáneo. Gerencia y Complejidad. UNESR Gerencia 2000. 5, 21

Aranciba, M. (2010) Pensamiento Complejo. Philosophica enciclopedia filosófica on-line. [Artículo en línea] Disponible en: http://www.philosophica.info/voces/pensamiento_complejo/Pensamiento_Complejo.html [Consulta: 2011, junio 05]
Azócar, R. (2007). Pensamiento Complejo y otros ensayos. Caracas: Editorial el perro y la rana.
Casa, F. (2006). Gerencia en la Complejidad. Gerencia y Complejidad. UNESR Gerencia 2000. 7, 50
Cazau, P. (2002). La Teoría del Caos. Antroposmoderno. [Artículo en línea] Disponible en: http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=152  [Consulta: 2011, junio 05]
Chacín, M. (2006). Gerencia de la Investigación en Tiempos de Complejidad. Gerencia y Complejidad. UNESR Gerencia 2000. 7, 18
Océano/Centrum. (ed.) (2007).  Enciclopedia del Management. (versión española de la edición original de Lester R. Bittel y Jackson E. Ramsey  «Handbook for Professional Manager» publicada por McGraw-Hill, Nueva York, EE.UU. 1985)
Morín, E. (2004). La Epistemología de la Complejidad. Gazeta de Antropología N° 20-2004. Artículo 02. (J. Solana, Trad.) [Documento en línea] Disponible en: http://www.ugr.es/~pwlac/G20_02Edgar_Morin.pdf [Consulta: 2011, junio 06] [L'intelligence de la complexité, editado por L'Harmattan, París] (Trabajo original publicado en 1999)
Mintzberg, H. (1997) El trabajo del administrador: fantasías y realidades. En Mintzberg, H. Brian, J. y Voyer, J. (Comp.) El Proceso Estratégico. Conceptos, Contextos y Casos. (1a. ed.). (G. Palafox, Rev.)  [The Strategy Process, Collegiate Edition] México: Prentice Hall Hispanoamericana, S.A. (Trabajo original publicado en 1975)
Talavera, I. (2010) Complejidad y Filosofía. [Artículo en línea] Disponible en: http://coevolucion.net/index.php/component/content/article/179-complejidad-y-filosofia [Consulta: 2011, junio 01]
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Decanato de Postgrado Ciencias Administrativas (2006). Gerencia y Complejidad. UNESR Gerencia 2000. [El Consejo Editor]. Caracas, p. 9.
Zerpa, D. (2006). El Pensamiento Estratégico en las Organizaciones desde una Visión Hermenéutica. Gerencia y Complejidad. UNESR Gerencia 2000. 7, 32
Yurén, M. (1980). Leyes, Teorías y Modelos. (2a. reimp.) México: Editorial Trillas.



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