La filosofía extiende sus alcances hasta prácticamente a todas las ramas del saber humano. En su búsqueda constante de los argumentos racionales ante los problemas y situaciones planteadas en un determinado momento histórico, la misma no permanece inmutable y se mantiene en un constante proceso de transformación y desarrollo, pero su esencia es la misma: la búsqueda de una aproximación a la verdad. En este sentido, desde su aparición en la antigüedad se observa que la percepción del mundo y la forma en que el hombre trata de explicar los diferentes fenómenos, se encuentran incuestionablemente definidas por las diferentes corrientes filosóficas reinantes, las cuales se ven sensiblemente influenciadas por la manera de pensar de la sociedad.
Considerando el planteamiento anterior, el estudio de la filosofía cobra vital importancia para comprender el desarrollo del pensamiento humano y de toda la producción tanto intelectual como empírica que ha permitido desarrollar. Es por ello que resulta prácticamente imposible profundizar en el estudio de una determinada rama del conocimiento humano, generar nuevas leyes, teorías y modelos sin tomar como referencia los postulados básicos de la filosofía. Ciencia para unos, corriente del pensamiento para otros, lo único cierto es que a través de la historia la filosofía ha suministrado al ser humano de las herramientas necesarias para abrir la mente ante nuevas alternativas de solución y la búsqueda nuevos caminos para la obtención del conocimiento.
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